Evangelista Baquero Mora nació en Anolaima, en un Corregimiento llamado Reventones; se crio con la abuela paterna hasta los 11 años que ella murió. Después, él volvió con sus padres con sus 7 hermanos; su papá Polidoro no lo dejó estudiar, sino que lo puso a trabajar la tierra en la labranza y recogiendo el café.

Mi abuelito quería estudiar así que se compró una cartilla llamada “La alegría de aprender de Evangelista Quintana”, se matriculó en un colegio del municipio a escondidas, pero su padre solo lo dejó estudiar un año.

Aburrido de solo trabajar en la casa y no tener ganancias, mi abuelo quiso salir de la casa. Sin embargo, en ese momento todo el que fuera de familia liberal no era aceptado al estar al mando el partido conservador. Siendo así, buscó la forma de ingresar al ejército en el Café “El Cecil”, donde había un capitán, un coronel, un policía y una secretaria que estaban tomando café. Él los saludó y uno de ellos le dijo si él quería ir a prestar el servicio militar, mi abuelito aceptó y dentro de 15 días se presentó en Quipile.

Pasados los 15 días llegó temprano a Quipile, pero la mayoría de hombres no servían al tener problemas de Coto, enfermedad producida a causa de problemas con el agua del municipio. Cuando vio al Capitán le dijo que él era el que venía de Anolaima y lo subieron de un camión e hicieron todos los exámenes generales. Después de la selección, quedaron de 20 o 25 personas aptas para prestar el servicio militar que fueron citados nuevamente en Quipile dentro de 20 días.

Al pasar ese tiempo mi abuelito se presentó al medio día, llegaron a Bogotá al Batallón de Mantenimiento en el 20 de Julio y salieron para el Batallón No. 11 Ayacucho en Manizales. Cuando llegaron, una persona de alto rango preguntó: ¿quién quiere ir voluntariamente al Batallón Colombia en Corea?, nadie salió porque según habían escuchado, a los que no mataban llegaban muy heridos o sin partes del cuerpo. En vista de que nadie se ofreció, los comenzaron a escoger al azar, “entonces no era voluntariamente, y entre esos caí yo, salimos casi 18 o 20 a que nos tomaran exámenes otra vez” - dijo mi Abuelito. Duraron aproximadamente 1 mes de Cartagena a Corea en barco.

Me contaba mi abuelito que Corea tenía mucho parecido a Colombia, debido a que se veían los mismos cultivos de arroz y papa.

“Yo estuve en el Ataque al Old Baldy, cuando atacaron los chinos, el que manejaba la ametralladora era un costeño: Víctor Obregón, y yo era el que le alcanzaba la canana (cinturón lleno de munición). Yo se la pasaba al señor que estaba disparando a la deriva porque de noche no sabía si estaba matando o no, solo se veían los bombillos, las luces de bengala alumbrando, cuando de pronto me dijo “Baquerito, me mataron”. Yo sentía la tierra que salía de la balacera que mandaban los chinos y a mí no me pasó nada, solo algunos rayones, yo digo que fue por las oraciones y llantos de mamá. Esa misma noche la temperatura estaba a -28°C, era un frío muy bravo. Ya cuando aclaró el día dieron la orden de reunirse el personal que estaba vivo para volver a contabilizar, nos llevaron en camperos para volver a donde estábamos, uno lloraba de ver tanto muerto” - Contaba mi abuelito.

Antes de devolverse para Colombia le ofrecieron ascender de rango, pero dijo que no, debido a que tenía miedo de quedarse y perder la vida allá.

Cuando llegó a Colombia se enteró por su hermana que la novia que él tenía antes de irse para Corea ya se había casado y era madre de 2 hijos, así que el regalo que él le había traído a ella (un collar de murano) se lo vendió a un doctor. Cuando él trabajaba en la obra del señor Abraham Mustafá conoció a mi abuelita Alicia Silva, la cual trabajaba en “El Juguete”, se enamoraron y casaron un 8 de septiembre de 1956 y tuvieron 4 hijos.

Un día que iba saliendo de la obra se encontró con un amigo de la Guerra de Corea, se saludaron y el señor le dijo que se presentara en la Contraloría General de la Republica, ya que estaba de Contralor el Teniente Coronel Alberto Ruiz Novoa y estaba contratando al personal que había servido en Corea. Él se presentó y trabajó desde el 27 de Diciembre de 1955 hasta el 30 de Junio de 1987.

Mis abuelitos alcanzaron a durar 61 años de matrimonio hasta el 14 de Julio de 2018 cuando mi abuelita Alicia falleció. En enero de 2020, mi abuelito a los 92 años realizó un viaje en bus desde Bogotá, recorriendo Ecuador y llegando a Máncora en el Norte de Perú, acompañado por su nuera Olga Tatiana (Mi mamá) y por mí (Santiago Baquero), llegando a montar en el columpio del Fin del mundo, subiendo los 500 Escalones del Cerro de Santa Ana en Guayaquil, y estando en el Volcán de Cotopaxi a una altura de 4.000 m.s.n.m.

El día 17 de agosto de 2020 a las 11pm mi abuelito falleció en el Hospital Mayor Mederi a causa de los estragos que le había dejado el COVID-19 en su cuerpo, quedó con su dentadura original. Al morir dejó un gran legado de valentía y orgullo para las nuevas generaciones.

Escrito por: Santiago Baquero Pidghirnay, nieto del veterano Evangelista Mora Baquero.