Nombres:
Apellidos:
Fecha de Nacimiento:
Lugar de Nacimiento:
Fallecido:
Fecha de ingreso a Corea:
Fecha de regreso de Corea:
Número de placa:
Batallón / Unidad Naval:
Rango Corea:
Rango al final del servicio:
¿Herido en acción al servicio?:
¿Fallecido en acción al servicio?:
¿Desaparecido en la guerra?:
¿Fallecido en acción al servicio?:
Asociacion de veteranos:
Colombia:
Mi nombre es José Octavio Morales Maestre, nací el 21 de noviembre de 1933 en Chinchiná, Caldas, en el seno de una familia muy humilde. Mi padre nos abandonó a mis 3 años de edad, por lo que, mi abuelo era el encargado de cubrir los gastos de la familia, pero fue muy irresponsable; tuve muchas carencias y sin la posibilidad de estudiar.
Mi abuela era una mujer muy trabajadora, tenía un puesto de ventas en la plaza de mercado del pueblo en la que le ayudaba desde pequeño. A mis 8 años empecé a trabajar con mi abuelo derribando guadua y seguí en este oficio hasta cumplir los 18 años que me vine a vivir a Pereira, buscando labrar mi propio destino.
Una vez mientras trabajaba en el carro recolector de basuras, me pararon unos soldados y me pidieron la libreta militar, les dije que no tenía, entonces me citaron al Distrito para que legalizara mi situación y salí apto. Recuerdo que siempre destaqué por mi buena condición y estatura.
Como yo estaba en Pereira y mi familia en Chinchiná, solo pude despedirme por medio de una carta. Me presenté en la fecha y hora señaladas; salimos para Ipiales en el grupo de Caballería No. 5, pero realmente mi servicio fue con el grupo de Infantería. Estando en servicio me enlisté a una convocatoria donde pedían soldados para los Llanos Orientales.
Durante el tiempo que estuve de servicio enviaba constantemente cartas a mi familia y algunos amigos pero nunca nadie me respondía. El no sentir el aprecio o interés me generó menos ganas de querer vivir. Por esta razón, cuando escuché de la convocatoria del Batallón Colombia me presenté sin pensarlo. Sin embargo, fui rechazado porque tenía una muela mala, por lo tanto, la hice extraer rápido para presentarme de nuevo para ser aprobado y reclutado.
Me enviaron a Bogotá con el resto de compañeros para un entrenamiento exhaustivo antes de partir a Corea.
Salimos de Cartagena, navegamos día y noche durante quince días e hicimos escala en Honolulu y de allí rumbo a Pusan. Fue un viaje maravilloso, mi primer viaje en barco, mi primera y única vez fuera del país. Aún recuerdo el recibimiento que nos hicieron al llegar a Honolulu, unas mujeres hermosas con su amabilidad y danzas típicas.
Al llegar a Pusan a finales de invierno en un frío terrible, fuimos remitidos a las diferentes compañías, yo hice parte de la Compañía Alma.
Durante el tiempo que presté servicio siempre fui muy honesto y comprometido. Una noche, estado en un puesto de escucha, me di cuenta junto a mi compañero de una infiltración enemiga, rápidamente dimos aviso y pudimos evitar un ataque al puesto de oficiales. Gracias a esto fui condecorado y felicitado junto a otros soldados que destacaron por su buen servicio en una ceremonia a la que asistieron cinco diferentes batallones de otros países.
Al llegar a Colombia llegué feliz y amando la vida después de todo lo que tuve vivir en esta experiencia que nunca voy a olvidar.
Entramos por el Puerto de Buenaventura y de allí fuimos enviados en tren a Cali, llegamos como a las once de la mañana y nuestro superior nos dio permiso de salir hasta la una de la tarde, teniendo en cuenta que todos traíamos algunos dólares y muchas ganas de gastarlos.
Fui dado a licenciado en diciembre de 1954 en Armenia; ese día todas las familias acudieron a esperar a sus hijos que terminaban el servicio militar, yo no tuve nadie que me recibiera.
Mi vida continuó igual que antes de prestar el servicio militar, realizando cualquier trabajo que me resultara para sobrevivir. Posteriormente, conocí a mi esposa, fuimos novios durante tres meses, nos casamos y tuvimos 7 hijos.
Nunca tuve la oportunidad de estudiar, aprendí el arte de la latonería en talleres de buses urbanos, así logré criar a mis hijos y la mayoría de ellos aprendieron mi arte y hoy es su oficio.
Actualmente, tengo 88 años, soy testigo de Jehová, con mi esposa llevamos 65 años de casados, tenemos 7 hijos, 20 nietos y 20 bisnietos.
Gracias a Dios aún tengo muy buena salud, aunque es inevitable sentir el peso de los años. Aún soy muy activo y disfruto mucho compartirle a mi familia las experiencias que me dejó haber participado del Batallón Colombia y hoy me siento orgulloso de ser un Veterano de la Guerra de Corea.
Fuente: entrevista al veterano José Octavio Morales Maestre.