Pedro Luis Ocampo Jaramillio nació en Guatica, Risaralda, y se crio con sus padres Dionisio Ocampo y Bethsabe Jaramillo. En su adolescencia, se dedicó a recoger café y a las labores del campo.
Al cumplir 17 años por haber vivido muy de cerca en la época de violencia entre liberales y conservadores, huyó de esta región y se presentó al servicio militar en el Batallón Ricaurte en Bucaramanga. Allí, fue dado de alta como soldado el 21 de septiembre de 1950.
Durante este servicio militar, mi padre fue llamado a integrar el Primer Batallón Colombia, con placa 108, bajo el mando del Teniente Coronel Jaime Polanía Puyo para combatir en la Guerra de Corea.
Comentaba mi padre que el frío y oscuridad eran extremas al llegar a Corea del Sur. En lo referente a datos específicos durante los combates que tenían, nunca quiso mencionar nada porque esto le generaba mucha tristeza al ver caer a sus compañeros muertos en bombardeos intensos. Manifestaba que las noches se hacían interminables por la incertidumbre y angustia. Luego de estos comentarios generales se encerraba en sí mismo. Sumado a lo anterior, una vez llegaron a Colombia las personas del común los miraban con recelo y temor.
Una vez firmaron el armisticio o paz de Corea continuó su vida como militar. En el Grado de Sargento Segundo salió en comisión de estudios a Copenhaguen, Dinamarca, por Decreto 1082 de Mayo 31 de 1957 para ir un año a estudiar mecánica de motores diésel, donde pudo destacarse y lograr otra comisión para estudiar radiovox para cambiar del arma de infantería al arma de transmisiones.
Al regresar a Colombia, continuó prestando su servicio en el Ejército Nacional y logró ascender a Sargento Segundo, permaneciendo en las Fuerzas Militares por un lapso de 10 años hasta solicitar el retiro voluntario del servicio.
El día 5 de enero del año 2010 mi padre falleció en la ciudad de Bogotá D.C. por un infarto respiratorio, dejando este legado de fortaleza, decisión, honor, respeto y valentía. Tuve la oportunidad de acompañarlo en su lecho de muerte.
Es un gran orgullo ser hijo de un Veterano de la Guerra de Corea, y espero que todos estos valientes jamás sean olvidados por todo su sacrificio otorgado en una nación desconocida.
Escrito por: Wilman Ocampo Medina.