A mediados del siglo XX, Colombia experimentaba importantes procesos de cambio social. Grandes migraciones del campo a la ciudad se veían acompañadas de intensas confrontaciones políticas amenizadas por disputas ideológicas de los partidos Liberal y Conservador.
En este contexto, muchos jóvenes vivían a la espera de oportunidades para vivir, ya que pocos contaban con estudios y un futuro promisorio.
Cuando el gobierno liderado por Laureano Gómez, decidió que Colombia haría parte de la Guerra de Corea, la Armada y el Ejército se encontraban en el inicio de un proceso de profesionalización; las Fuerzas Militares contaban con alrededor de 15 mil efectivos, una parte prestaba servicio militar en regiones como el Tolima, Bogotá, o los Llanos Orientales, y algunos jóvenes sobresalientes se encontraban en carrera militar.
Parte de la preparación para ir a Corea consistió en crear un batallón de infantería conformado por reservistas y en mayor parte por jóvenes voluntarios que se unieron de distintas regiones del país.
Mapa de la
Una vez conformado el Batallón Colombia por jóvenes de varias regiones del país, inició un arduo entrenamiento en la Escuela de Cadetes en Usaquén en Bogotá. Las inclemencias del clima en Corea buscaron ser reproducidas en la geografía del trópico colombiano.
Para ello, la recién creada tropa se movilizó constantemente entre los fríos paisajes sabaneros y los intensos calaores del Tolima y otras regiones del país. A pesar de su juventud y entusiasmo, muchos de los soldados y militares recuerdan las extenuantes jornadas de simulacro que los llevarían sin saberlo a experimentar de primera mano el teatro de la guerra.
A bordo. Cortesía Dirección de Historia Naval
OJO: Por favor verficar si este recurso aún esta en soundcloud
Una vez superados los entrenamientos, el recién formado batallón Colombia partió hacia Corea en el buque Aiken desde la ciudad de Buenaventura. Para la mayoría de los soldados, era la primera vez que viajan en barco, veían el mar y salían del país. Muchos relatan cómo emocionados de experimentar una nueva aventura soportaron los casi dos meses en el agua, los intensos mareos y los sentimientos de nostalgia hacia sus familias.
En noviembre de 1951, partió la fragata Almirante Padilla, desde la ciudad de Cartagena hacia San Diego, donde tendría un servicio de acondicionamiento para ingresar a la guerra. Progresivamente, los relevos del Batallón Colombia zarparon en buques americanos como el Aiken Victory y General Hersey.En noviembre de 1951, partió la fragata Almirante Padilla, desde la ciudad de Cartagena hacia San Diego, donde tendría un servicio de acondicionamiento para ingresar a la guerra. Progresivamente, los relevos del Batallón Colombia zarparon en buques americanos como el Aiken Victory y General Hersey.