A mediados del siglo XX, Colombia experimentaba importantes procesos de cambios políticos y sociales. Grandes migraciones del campo a la ciudad se veían acompañadas de intensas confrontaciones políticas atizadas por disputas ideológicas de los partidos Liberal y Conservador. En este contexto, muchos jóvenes vivían a la espera de oportunidades, ya que pocos contaban con estudios y un futuro promisorio. Cuando en 1951, el gobierno de Laureano Gómez, materializó que las Fuerzas Armadas de Colombia apoyaran el llamado de la Organización de Naciones Unidas (ONU) para hacer parte de la Guerra de Corea, la Armada y el Ejército se encontraban en el inicio de un proceso de profesionalización.
Colombia 1950
Las Fuerzas Militares colombianas contaban con alrededor de quince mil efectivos, una parte prestaba servicio militar en regiones como el Tolima, Bogotá y los Llanos Orientales y algunos jóvenes sobresalientes se encontraban en carrera militar. Parte de la preparación para ir a Corea, consistió en crear un batallón de infantería nombrado el Batallón Colombia, el cual estaba conformado por reservistas y en su mayoría por jóvenes voluntarios que se unieron desde distintas regiones del país.
Mapa de la
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Una vez superados los entrenamientos, el 22 de mayo de 1951 el recién formado Batallón Colombia partió hacia Corea en el buque Aiken desde la ciudad de Buenaventura. Para la mayoría de los soldados, era la primera vez que viajan en barco, veían el mar, y salían del país. Muchos relatan cómo emocionados de experimentar una nueva aventura soportaron los casi dos meses en altamar, los intensos mareos y los sentimientos de nostalgia por sus familias.
En noviembre de 1951, partió la fragata Almirante Padilla, desde la ciudad de Cartagena hacia San Diego, en los Estados Unidos donde tendría un acondicionamiento para ingresar a la guerra. Progresivamente, los relevos del Batallón Colombia zarparon en buques americanos como el Aiken Victory y General Hersey.